Consumir este tipo de productos sin control puede resultar muy peligroso para la salud. Según los expertos, su abuso puede provocar insomnio, nerviosismo y ansiedad. Todas ellas tienen en común el contenido de cafeína y otras sustancias estimulantes, de manera que si se mezclan con alcohol el resultado puede ser fatal, ya que potencian su efecto y producen en el organismo consecuencias no deseadas.
Muchas veces desearíamos tener una cantidad extra de energía que nos ayude a afrontar el día o determinados esfuerzos físicos con más vitalidad y sin muestras de cansancio. Para este menester se crearon las bebidas estimulantes o «energy drinks». Sus etiquetas indican que revitalizan cuerpo y mente, y que tienen potentes efectos estimulantes... Pero cuidado, no es oro todo lo que reluce.
Tomar este tipo de productos sin ningún control y sin saber qué es lo que le estamos administrando al cuerpo, puede resultar muy peligroso para la salud. Hay que tener en cuenta que estas bebidas contienen suplementos como hidratos de carbono o proteínas que, en un momento determinado, pueden resultar perjudiciales si el cuerpo registra una sobredosis. Todas ellas tienen en común el contenido de cafeína, teína u otros alcaloides con propiedades estimulantes. No obstante, la cafeína no constituye el único motivo de preocupación. Y es que están apareciendo nuevas bebidas con sustancias estimulantes como el ginseng, el guaraná, la taurina o la efedrina.
Hay quien las consume para «mantenerse despierto». Sin embargo, están muy extendidas entre los estudiantes, que tienen la costumbre de ingerirlas en época de exámenes para «concentrarse mejor». Incluso algunos deportistas aseguran que incrementan su rendimiento. A pesar de esto, los expertos no las consideran tan inofensivas como aseguran sus fabricantes.
Y es que las bebidas energéticas «contienen niveles de cafeína y taurina mucho más elevados de lo habitual, por lo tanto pueden provocar insomnio, nerviosismo, ansiedad y están contraindicadas para las embarazadas», así lo señala la presidenta de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA), Carmen Gómez Candela. Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de los Alimentos (SEDCA), Jesús Román Martínez, afirma que «como contraindicación posible, se pueden dar casos de hipertensión y excitación, si se consumen habitualmente».
De hecho, la cantidad de consumo es relativa, Gómez Candela sostiene que « su consumo debe ser moderado. Como mucho, dos bebidas a la semana, siempre y cuando se trate de situaciones especiales». Muchas bebidas energéticas contienen hierbas como extractos de semillas de guaraná, nueces de cola y hojas de hierba mate.
Ingeridos ocasionalmente y en cantidad moderada, estos productos parecen ser inocuos; sin embargo, a lo largo de estos últimos años los expertos vienen dedicando su atención a la cafeína, tanto por su capacidad de causar adicción como por su posible papel tóxico, aunque sólo en el caso de dosis claramente elevadas. Por el contrario, ingerir cafeína con moderación puede producir efectos agradables en el organismo. Es un tónico cardíaco, lo que conduce a un pulso más amplio y fuerte y a un aumento temporal de la tensión arterial. Por otra parte, actúa sobre el sistema nervioso, por lo que facilita el rendimiento intelectual.
Cuando se añade alcohol a las bebidas estimulantes, la mezcla es sencilla pero puede ser fatal. Consiste en echar en un vaso mucho hielo, y para combinarlo se vierte una parte de bebida alcohólica por cada dos de una enegética. El resultado es un cúmulo de combinados que se han puesto de moda en los últimos años. Según cuentan los que la toman, se pueden beber muchas copas sin emborracharse.
Sin embargo, esto no es exacto. Lo que realmente ocurre es «que el que bebe no nota la sensación de embriaguez aunque sí esté intoxicado» afirma Martínez.
La explicación es sencilla: el alcohol es un depresor, y las bebidas energéticas contienen estimulantes que contrarrestan su efecto. A lo que Gómez Candela añade que «pueden portenciar sus cualidades y producir en el organismo consecuencias no deseadas»
Es decir, en un primer momento aparece entre sus consumidores una sensación de euforia. Sin embargo, cuando la ingesta de alcohol llega a ciertos niveles de concentración en la sangre, apercen los clásicos signos de mareo, somnolencia o descordinación entre otros, que avisan que se ha pasado el umbral de tolerancia.
Para explicar lo peligroso de una ingesta excesiva de estos combinados, Martínez dice que «conviene recordar que el organismo humano tarda un tiempo en eliminar el alcohol. Lo hace mediante el trabajo a destajo de las enzimas hepáticas por lo que cuanto mayor es la cantidad de etanol ingerido, más carga de trabajo tendrá el hígado y otros órganos vitales».
Por lo tanto, si en las horas que dura ese proceso de eliminación se consumen bebidas enrgéticas, no aparecerán los signos propios de embriaguez. Aunque el metabolismo no pueda asumir el exceso de éste, el cerebro no se dará por aludido. Como consecuencia de esto, Gómez Candela afirma «que no se deben ingerir despreocupadamente estos productos, especialmente si se presenta cierta sensibilidad a la cafeína, problemas de hipertensión o cardíacos, o diabetes».
Satisfación en la práctica deportiva
Por todas estas consideraciones, las bebidas que cumplen con los requisitos mencionados satisfacen en todo momento la práctica deportiva profesional, tanto antes como durante y después del esfuerzo, cubren todas las necesidades relativas a una correcta hidratación: reposición de líquidos y sales minerales, frenando así mismo, en parte, la pérdida de proteína muscular.
Aunque la gran novedad que presentan algunas de estas bebidas es la baja concentración de sales minerales, y especialmente de zinc. De esta manera, numerosos estudios analíticos del sudor demuestran una importante pérdida de este minerales durante la práctica deportiva intensa, por lo que debe ser repuesto con la mayor brevedad. De hecho, las indicaciones que aparecen en las etiquetas de estas bebidas hacen que algunos deportistas las utilicen como sustitutivo de una dieta.
Sin embargo, muchas de ellas no están formuladas para consumirlas durante la práctica de ejercicio por los posibles problemas estomacales. Por ello, el Instituto Gatorade recomienda leer siempre la etiqueta de estos productos y evitar su consumo si se está siguiendo un tratamiento farmacológico. Por otra parte, destaca la necesidad de que estas bebidas sigan un proceso de fabricación que garantice su pureza, y cumplan con la legalidad vigente.
Tomar este tipo de productos sin ningún control y sin saber qué es lo que le estamos administrando al cuerpo, puede resultar muy peligroso para la salud. Hay que tener en cuenta que estas bebidas contienen suplementos como hidratos de carbono o proteínas que, en un momento determinado, pueden resultar perjudiciales si el cuerpo registra una sobredosis. Todas ellas tienen en común el contenido de cafeína, teína u otros alcaloides con propiedades estimulantes. No obstante, la cafeína no constituye el único motivo de preocupación. Y es que están apareciendo nuevas bebidas con sustancias estimulantes como el ginseng, el guaraná, la taurina o la efedrina.
Hay quien las consume para «mantenerse despierto». Sin embargo, están muy extendidas entre los estudiantes, que tienen la costumbre de ingerirlas en época de exámenes para «concentrarse mejor». Incluso algunos deportistas aseguran que incrementan su rendimiento. A pesar de esto, los expertos no las consideran tan inofensivas como aseguran sus fabricantes.
Y es que las bebidas energéticas «contienen niveles de cafeína y taurina mucho más elevados de lo habitual, por lo tanto pueden provocar insomnio, nerviosismo, ansiedad y están contraindicadas para las embarazadas», así lo señala la presidenta de la Sociedad Española de Nutrición Básica y Aplicada (SENBA), Carmen Gómez Candela. Por su parte, el presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de los Alimentos (SEDCA), Jesús Román Martínez, afirma que «como contraindicación posible, se pueden dar casos de hipertensión y excitación, si se consumen habitualmente».
De hecho, la cantidad de consumo es relativa, Gómez Candela sostiene que « su consumo debe ser moderado. Como mucho, dos bebidas a la semana, siempre y cuando se trate de situaciones especiales». Muchas bebidas energéticas contienen hierbas como extractos de semillas de guaraná, nueces de cola y hojas de hierba mate.
Ingeridos ocasionalmente y en cantidad moderada, estos productos parecen ser inocuos; sin embargo, a lo largo de estos últimos años los expertos vienen dedicando su atención a la cafeína, tanto por su capacidad de causar adicción como por su posible papel tóxico, aunque sólo en el caso de dosis claramente elevadas. Por el contrario, ingerir cafeína con moderación puede producir efectos agradables en el organismo. Es un tónico cardíaco, lo que conduce a un pulso más amplio y fuerte y a un aumento temporal de la tensión arterial. Por otra parte, actúa sobre el sistema nervioso, por lo que facilita el rendimiento intelectual.
Cuando se añade alcohol a las bebidas estimulantes, la mezcla es sencilla pero puede ser fatal. Consiste en echar en un vaso mucho hielo, y para combinarlo se vierte una parte de bebida alcohólica por cada dos de una enegética. El resultado es un cúmulo de combinados que se han puesto de moda en los últimos años. Según cuentan los que la toman, se pueden beber muchas copas sin emborracharse.
Sin embargo, esto no es exacto. Lo que realmente ocurre es «que el que bebe no nota la sensación de embriaguez aunque sí esté intoxicado» afirma Martínez.
La explicación es sencilla: el alcohol es un depresor, y las bebidas energéticas contienen estimulantes que contrarrestan su efecto. A lo que Gómez Candela añade que «pueden portenciar sus cualidades y producir en el organismo consecuencias no deseadas»
Es decir, en un primer momento aparece entre sus consumidores una sensación de euforia. Sin embargo, cuando la ingesta de alcohol llega a ciertos niveles de concentración en la sangre, apercen los clásicos signos de mareo, somnolencia o descordinación entre otros, que avisan que se ha pasado el umbral de tolerancia.
Para explicar lo peligroso de una ingesta excesiva de estos combinados, Martínez dice que «conviene recordar que el organismo humano tarda un tiempo en eliminar el alcohol. Lo hace mediante el trabajo a destajo de las enzimas hepáticas por lo que cuanto mayor es la cantidad de etanol ingerido, más carga de trabajo tendrá el hígado y otros órganos vitales».
Por lo tanto, si en las horas que dura ese proceso de eliminación se consumen bebidas enrgéticas, no aparecerán los signos propios de embriaguez. Aunque el metabolismo no pueda asumir el exceso de éste, el cerebro no se dará por aludido. Como consecuencia de esto, Gómez Candela afirma «que no se deben ingerir despreocupadamente estos productos, especialmente si se presenta cierta sensibilidad a la cafeína, problemas de hipertensión o cardíacos, o diabetes».
Satisfación en la práctica deportiva
Por todas estas consideraciones, las bebidas que cumplen con los requisitos mencionados satisfacen en todo momento la práctica deportiva profesional, tanto antes como durante y después del esfuerzo, cubren todas las necesidades relativas a una correcta hidratación: reposición de líquidos y sales minerales, frenando así mismo, en parte, la pérdida de proteína muscular.
Aunque la gran novedad que presentan algunas de estas bebidas es la baja concentración de sales minerales, y especialmente de zinc. De esta manera, numerosos estudios analíticos del sudor demuestran una importante pérdida de este minerales durante la práctica deportiva intensa, por lo que debe ser repuesto con la mayor brevedad. De hecho, las indicaciones que aparecen en las etiquetas de estas bebidas hacen que algunos deportistas las utilicen como sustitutivo de una dieta.
Sin embargo, muchas de ellas no están formuladas para consumirlas durante la práctica de ejercicio por los posibles problemas estomacales. Por ello, el Instituto Gatorade recomienda leer siempre la etiqueta de estos productos y evitar su consumo si se está siguiendo un tratamiento farmacológico. Por otra parte, destaca la necesidad de que estas bebidas sigan un proceso de fabricación que garantice su pureza, y cumplan con la legalidad vigente.
